Autor: Isaac García

Recientemente el Gobierno ha decidido por unanimidad recuperar la Filosofía como materia obligatoria en Bachillerato y 4º de la ESO (en donde recibe el nombre de Ética). En este hecho, quizás lo más sorprendente es que el partido que dejara de lado la filosofía en su momento (PP) es uno de los que ha votado a favor de su recuperación y es que, aunque como dice el dicho “rectificar es de sabios”, no puede a nadie dejar indiferente el hecho de que haya sido sólo tras perder la Presidencia del Gobierno y ver el enfado generalizado que había generado su decisión que decidieran así, de improviso, que abandonar la enseñanza de la Filosofía fuera un error.

Evidentemente, despreciar la Filosofía es un error y, aunque podríamos entrar a enumerar todas las razones por las que lo es, debemos detenernos a apreciar una cosa y destacar otra.

Por un lado, el Partido Popular demuestra una vez más ser no sólo una organización delictiva sino una cueva de advenedizos. Vamos, lo que comúnmente se conoce como “chaquetero”. Tan pronto dispuestos a afirmar que el cielo es azul como que, sintiendo haberse equivocado, en realidad es verde. Mucho se habla de la presunta incapacidad de los otros partidos del arco parlamentario para desarrollar políticas de estado efectivas y a largo plazo y, por desgracia, como atestigua nuestro maltrecho país, poco se habla de la idéntica incapacidad del PP para mantener cualquier política. Bueno, cualquier política no, sólo aquellas que no repercutan directamente a favor de la nueva nobleza española y europea, es decir, políticos, banqueros, magnates…

Por otro lado, la recuperación de la asignatura de Filosofía, si bien es positiva, no debería apagar una discusión mucho mayor: por qué, si esta disciplina es tan buena para enseñar a pensar y todo eso que se cacarea en la prensa, no se ha aumentado su rango de implementación. ¿Por qué no damos un paso más allá y luchamos por introducir más asignaturas relacionadas con el “amor al saber” en cursos anteriores, precisamente para educar las mentes de los jóvenes antes de que la idiotización imperante los haga difícilmente recuperables en el último año de la enseñanza obligatoria? Recuperar terreno a los errores y retrocesos es siempre un triunfo, pero no basta con solventar meteduras de patas si no tenemos (y presumiblemente no tendremos) la capacidad de avanzar.