Vox: ¿más de lo mismo en cuestión del aborto?

Autor: Blas Cocar

 

Hablar de la lucha pro vida en España es hablar de una historia de fracaso y traiciones. Precisamente es lo segundo, lo que explica lo primero: la implantación de una cultura de la muerte en un país de raíces católicas, sólo se puede explicar por una parte, por la implementación de una hoja de ruta de reingeniería social, y por otra, porque los frutos de esa hoja de ruta han sido asumidos, y en algunos casos fomentados, por opciones políticas apoyadas, tácita o explícitamente, por la grey católica y sus pastores. Dichas opciones políticas, que en origen se presentaban como defensoras de una concepción cristiana de la familia pronto se convirtieron en conservadoras de los cambios legislativos promovidos por la izquierda en favor del aborto por diversos motivos, el principal de ellos, el pragmatismo electoral que buscaba no crear polémica y poder echar las redes en el espectro político del “centro”.

 

El problema ha radicado en que no sólo han conservado leyes que fomentaban el aborto, sino que también, en ese doble afán de conservar y de seguir un norte de acuerdo a su brújula política, pragmática y crematística, han abandonado la batalla de las ideas y han ido asumiendo la cultura de la muerte que, con una estrategia gramsciana, se ha divulgado desde los medios de comunicación de masas y el sistema educativo, tradicionalmente controlados por la izquierda. Es por ello que lo que en primera instancia se asumía para evitar confrontación política, posteriormente se asumía por necesidad electoral, dado que esa cultura de la muerte ha ido ganando terreno a lo largo de los años.

 

Agua pasada no mueve molino, ciertamente, pero es importante estudiar y analizar los acontecimientos del pasado para poder entender el presente y actuar con criterio. Los acontecimientos de las últimas décadas nos han mostrado cómo el partido que aglutinaba el voto católico en España, Alianza Popular en un primer momento, posteriormente denominado Partido Popular tras su refundación, se presentó en un primer momento tal y como queda recogido en su programa electoral del año 1977 como defensor de “la concepción cristiana de la familia y sus valores permanentes”. Es más, en su programa electoral del año 1981, la postura del partido “cristiano” era la de mantener como figura delictiva el aborto en cualquiera de sus modalidades. Sin embargo, el partido fundado por don Manuel Fraga, llevó a cabo esa máxima que dijo otra ilustre vaca sagrada de nuestra política contemporánea, el señor Tierno Galván, quien sostuvo que las promesas en política están para no cumplirse. Los hechos desde entonces han demostrado que el partido “defensor de la concepción cristiana” no solamente aceptó tácitamente la ley de supuestos aprobada por Felipe González, que no derogaron durante una legislatura con mayoría absoluta, sino que también transigió con posterioridad con la ley de plazos aprobada por José Luis Rodríguez Zapatero.

 

Llegados a este punto, y ante una situación de descomposición del Partido Popular, surgen alternativas políticas que buscan recoger el voto del hastiado electorado popular ante su deriva ideológica y la corrupción endémica que padece. Entre esas alternativas surge VOX, el partido que pretende sacar rédito por la derecha del espectro ideológico del PP, pero ¿cuál es la realidad de VOX? ¿En qué mejora al Partido Popular?  ¿Realmente es el partido de los “principios” y “valores”?

VOX se está presentando como el partido que pretende recoger el voto de los valores y los principios que han sido marginados y despreciados por el Partido Popular de Rajoy. El partido de Abascal se está presentando como la opción que defiende la vida, y así es presentada por diversos medios de comunicación y por ellos mismos, pero la realidad es tozuda. En sus principios fundamentales VOX hace referencia a que el aborto no es un derecho, lo cual no le diferencia de otras opciones políticas liberales como el propio Partido Popular y Ciudadanos. Por otra parte, atendiendo a su actual programa político, VOX pretende volver a la ley abortiva de supuestos de los años 80 aprobada por el gobierno socialista de Felipe González, la cual desde el partido de Abascal deben de considerar como un texto legislativo garante de valores y principios y de una cosmovisión cristiana. De hecho, atendiendo a su programa político actualmente vigente y disponible en su página web, VOX pretende llevar a cabo sus acciones de gobierno en lo relativo al aborto “dentro del actual contexto legal”, esto es, dentro de la ley Aído, lo que se traduce en hacer un “partido popular”, esto es, conservar las leyes abortivas que tenemos en vigor actualmente a la espera de que el siguiente gobierno de izquierdas promulgue una ley que fomente el aborto aún más que la anterior.

 

Es importante poner en contexto a VOX y comprender de dónde vienen sus integrantes y fundadores para poder hacernos una idea de lo que los españoles podemos esperar de este partido: es importante reseñar que los integrantes de dicha formación no son advenedizos, sino gente que en muchos casos se han movido muchos años dentro de los populares o sus esferas, como es el caso de muchos de sus actuales integrantes y los fundadores  que establecieron su armazón ideológico:  Santiago Abascal, José Antonio Ortega Lara, José Luis González Quirós y Alejo Vidal-Quadras entre otros muchos.

Es evidente que VOX ha intentado adaptar su programa político a un votante de un sector concreto de los desencantados del PP: dado que la parte más liberal de centro ha sido recogido por un partido con mayor pujanza como es Ciudadanos de Albert Rivera, VOX  ha abandonado su discurso liberal y europeísta de las primera etapas y ha ido adoptando uno más conservador para recoger el voto desencantado de la parte derecha—conservadora del espectro político, copiando, en algunos casos descaradamente, fórmulas y mensajes que en otros países a la derecha alternativa le han aportado éxitos. Como buenos mercaderes, VOX ha sabido adaptar su oferta a la demanda de un sector desencantado y que se siente huérfano de proyecto político. Pero ¿qué garantías existen que llegado el caso, y buscando rédito electoral, VOX se quiera presentar como una opción defensora de unos valores totalmente distintos a los que actualmente dice defender?

 

Recuerdo un debate celebrado en la Universidad Pontificia de Comillas el 22 de abril de 2014 con motivo de las elecciones europeas al que acudió uno de los fundadores de VOX, el “filósofo” José Luis González Quirós. Animo a cualquiera a poder visualizar el debate, disponible en la red, para poder ver el cambio que ha experimentado la formación en materia ideológica. En dicho debate, el señor González Quirós, y al hilo del aborto, realizó una sentencia en referencia a por qué el aborto no debía ser penalizado en todos sus supuestos y que a la postre, creo que se revela como en principal problema, no sólo de esta formación política, sino de toda la política española: “el orden político y el orden moral, son diferentes”. Si algo está claro en la breve vida de VOX es que, si bien el Partido Popular adoptó la gaviota como parte de su emblema, VOX se ha ganado por derecho propio la posibilidad de poder usar  el camaleón para el suyo.

 

Scroll Up
A %d blogueros les gusta esto: