Vox y el mal menor

Autor: Carlos Cervera

Nos quejamos y no sin razón,  de como la derecha, o el ala derecha del Partido Popular, en este caso, Vox, está acumulando simpatías entre muchos españoles. Cierto es que el descontento que estamos viviendo durante este tiempo es más que evidente. Lo que hace años quiso ser el resurgimiento de nuevas formaciones que iban a romper con el panorama político que estábamos sufriendo hasta entonces, terminó por darnos esa bofetada metafórica y vimos como después de todo, los que iban a prometernos muchas cosas, al final terminaron por hacerle el juego a los que decían despreciar.

Retomando esta cuestión, mi intención de redactar este escrito es que las simpatías que están provocando los de Vox es algo que viene siendo el aviso que muchos de nosotros vamos dando tanto a amigos como a conocidos nuestros. Ese paseo de la banderita esconde una intención que para nada va a resultar positiva, tampoco negativa. Será, si no el tiempo terminará dándonos la razón, y que conste que me gustaría equivocarme, la vuelta a lo mismo. No olvidemos que Santiago Abascal es el hijo rebelde del Partido Popular. No olvidemos tampoco las simpatías por la política con Israel, o si nos remontamos a las hemerotecas, las declaraciones de Cristina Seguí en el año 2014, donde hablaba de cómo González Quirós se había lucrado con el dinero de la formación. Las simpatías son las que sepultan estas manchas y que al final nadie las recuerda, y también la comodidad o, en otros casos, el miedo a que vengan, como algunos dicen, un Frente Popular. Ya ocurrió lo mismo en el año 1982 y al final quienes vinieron fueron los bancos.  La decadencia en muchos sentidos  es algo que ya hemos ido provocando nosotros mismos con nuestras actitudes, muchos años antes de que la formación verde apareciese en los medios.

La elección por el mal menor no conoce de tendencias políticas a la hora de decantarse por él. La rebeldía a la hora de ver las cosas tal como son, es algo que a muchos les pesa y por ello no son capaces de saber llevarla como toca o les resulta incómodo. Nos quejamos algunos de cómo la derecha está ganando simpatías, y ya no vale aquello de que no hemos sabido hacer las cosas como tocan, eso ya es sabido de sobra. Es que tenemos aquello de la comodidad a la hora de elegir, ahí por mucho que seamos auto críticos, por mucho que no auto inculpemos, los votantes tienen la otra parte de culpa. A nivel político, personalmente, no creo en coaliciones ni en trucos de magia de ningún tipo. Los españoles tenemos lo que nos merecemos, y cuando sepamos valorar nuestra esencia y seamos conscientes de lo que hemos perdido y luchar por volver a conseguirlo, entonces valdrá la pena sacar la bandera a la calle.

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