Ser azul en un mundo moderno

Autor: Alberto Nicolás Muñoz

No necesitamos carta de presentación y menos aún en los tiempos que corren. Nuestros “amigos” no las necesitan, nuestros enemigos las difamarán y tergiversarán y al final somos nosotros los que salimos denostados y vapuleados. Nadie dijo que ser falangista es fácil; desde luego no es un camino de rosas ni una senda fácil sino un camino duro. No somos premiados ni mucho menos nos otorgan un premio de consolación al respecto, tampoco lo exigimos. Ya que detestamos la palabrería liberal y el que no se respete nuestra libertad individual al respecto.

 

Aparte de estar en una crisis económica, tenemos otra crisis al respecto de valores, ética y civismo. La sociedad actual modernista, burguesa y capitalista fagocitada y la cual es el paladín de la derecha nos deja injusticias, dosis de liberalismo y precariedad. El materialismo marxista usado por la izquierda y de ella predicar la gala, envidia, miseria y usar una de sus armas que es el comunismo para dividirnos mediante una lucha de clases de pobres contra ricos y viceversa, en definitiva, un arma en la que el femimarxismo actual hace gala de una ideología de género abyecta que no es otra que proyectar sus frustraciones contra el varón, ya que son mujeres reprimidas en presencia y en esencia aunque se disfracen o, en su caso, travistan de progresistas que ni por asomo serán Clara Campoamor, Concepción Arenal o cualquier feminista que tuvo su lugar en la Historia. Las femibolcheviques actuales no luchan por una igualdad social de mujeres / hombres, sino por privilegios dentro del sistema neo / capitalista liberal usando al hombre de oprimido, ejerciendo un autoritarismo atroz hacia su persona anulando su virilidad y sexual. El feminismo esperpéntico actual no es otro que deconstruir socialmente al hombre, atacar a la familia y suplir una carencia afectiva que no es otra que falta de cariño en el hogar que por desgracia estamos pagando los varones, nosotros y las generaciones venideras. Nos han puesto una losa a cuestas.

 

La feminidad no es suplir al hombre y comportarse como éste.

El feminismo es hembrizar al hombre y masculinizar a la mujer.

Navegar contra corriente con camisa azul es peligroso; arriar las velas, apretarse los machos que podemos volcar con la piragua en el río.

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