¿Por qué Sánchez no habla de economía?

GABRIEL GARCÍA

Discursos vistosos que dicen mucho y nada a la vez. Broncas parlamentarias que nos retraen a la época en que los circos aún empleaban animales. Indignaciones oportunistas y descalificaciones toscas según qué casos. Buenrollismo para camuflar lo peor de una sociedad egoísta. Representantes del Gobierno hablando a la ciudadanía-electorado como si fueran niños de educación primaria. Ancianos abandonados muriendo en residencias. Redes sociales como estercolero de la opinión. Filas para tomar cervezas en una terraza. Protestas por no poder bailar en las discotecas. Mascarillas que con el virus en su máximo apogeo no eran necesarias, pero sí ahora cuando parece amainar para no poner en peligro la salud pública. Y por encima del ruido, agazapada en el horizonte y cada vez más cerca, la próxima crisis que nadie quiere ver. Tres meses han dado para mucho. ¡Y lo que nos queda!

 

Tanto en el curriculum como en el Twitter de Pedro Sánchez (a fin de cuentas, viene a ser lo mismo) figura que es Doctor en Economía. Hace mucho que pasó la polémica sobre la limpieza de su tesis doctoral, pero conviene recordarlo. De estar en vísperas de una nueva crisis económica, lo normal sería estar tranquilos sabiendo que al frente contaremos con alguien que entiende del tema. Pero no es el caso. Y no lo es porque Pedro Sánchez obtuviese un doctorado sobre el que ha pesado la acusación de plagio, sino porque no se le ha visto tratar esa cuestión de forma habitual cuando se presenta ante los medios. Habrá quien piense que para eso ya está Nadia Calviño, mujer de confianza de los mercados en el Gobierno; pero es que, aplicando el mismo criterio, también figura Irene Montero como Ministra de Igualdad y no por ello se ha cortado Pedro Sánchez en reivindicar las maravillas que (dicen) traerá el feminismo. ¿A qué espera entonces el Doctor en Economía y Presidente del Gobierno para explicarnos qué están preparando ante la próxima crisis económica?

 

La realidad es que Pedro Sánchez vive por y para ostentar el poder, como ha demostrado en los dos últimos años. Todos los miembros de su gabinete tienen la misma motivación, pero en algunos se nota especialmente y en él el primero. Ahora, con la crisis económica inminente vinculada al coronavirus, da miedo pensar de qué pueden ser capaces. Aquí no vamos a suscribir las teorías conspiranoicas de la bolivarización de España, pero sí que el nuevo ataque frontal de los burócratas de Bruselas y los mercados contra los trabajadores contará con el respaldo de la casta política actualmente al frente del Gobierno. Por mucho que piensen que el dinero público es de todos y de nadie a la vez, llegará un momento en que sea insostenible mantener el actual Estado y sus prestaciones; de ello, además de la realidad, ya se encargarán los hombres de negro que pusieron a Grecia al borde del abismo. Y algunos, desde luego, tenemos muy claro que debe tener prioridad la supervivencia del pueblo español sobre los privilegios de la casta política, por muy progre que presuma ser.

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