PANDEMIA, CONFIANZA Y RESPONSABILIDAD

 

Una de las ventajas de la pandemia, no hay mal que por bien no venga, es que el gobierno nos ha enseñado a lavarnos las manos, yo confío en que dentro de poco, nos enseñe a atarnos los zapatos o a limpiarnos los mocos.

Ironía aparte, el tratarnos como niños busca que nos comportemos como niños, es decir, obedientes y confiados en nuestros gobernantes, como los niños en sus padres. Pero es que para que eso se produzca, nuestros gobernantes tendrían que empezar a comportarse como padres, y las características de los padres son que inspiran confianza, son responsables y aman a sus hijos. Cuando un niño tiene un problema y llega su padre o su madre, el niño siente alivio, porque sabe que velarán porque todo salga bien. Sin embargo, en ningún momento hemos sentido los españoles alivio, en medio de la pandemia, al contemplar a aquellos que rigen nuestros destinos, más bien al contrario.

Hay una cosa que se llama efecto bandera, que consiste en que un pueblo cierra filas en torno a su jefe, y no lo cuestiona porque existe un peligro grande y nuevo al que hay que combatir. La peste del virus chino es una ocasión propicia para ello, para que la gente cierre filas en torno al gobierno y censure a quien ose cuestionarlo, todo ello en pos del interés general. Sí se ha dado lo de censurar al disidente, pero en ningún momento ha existido la idea de que el gobierno central velara por el interés de la gente de a pie. Y esto es, entre otras, por las siguientes razones:

  • El 8 de marzo. A pesar de todos los avisos y de que se sabía de la existencia del coronavirus desde enero, (el ministro Pedro Duque así lo confirmó posteriormente) el gobierno central pospuso la toma de cualquier medida y negó cualquier peligro hasta pasada la fatídica fecha del 8 de marzo.

Con respecto a las mascarillas:

  • 26 de febrero: “no es necesario que la población utilice mascarillas”
  • 15 de marzo: “si estás sano no las uses” (las mascarillas) El gobierno recomendaba el uso sólo a las personas enfermas y no a las sanas.
  • 3 de abril. Pedro Sánchez lleva una mascarilla al visitar una fábrica. Montero dice que es especular aclarar a los ciudadanos si hay que llevar mascarilla o no.
  • 10 de abril. El gobierno dice que es recomendable llevar mascarilla.
  • 4 de mayo, mascarillas obligatorias en el transporte público.
  • 8 de mayo. Se recomienda la mascarilla FFP2.
  • 15 de mayo, las FFP2 no están recomendada para la población general.
  • 20 de mayo, Simón reconoce que no recomendaron las mascarillas en febrero porque eran difíciles de conseguir en ese momento.

Además de lo dicho, Pedro Sánchez es un cobarde por ceder sus responsabilidades a las autonomías, el caos competencial posterior es artificial porque las restricciones de derechos y libertades reconocidos en la constitución, como la libertad de circulación, sólo pueden ser puestas en práctica por parte del Estado con la aprobación del congreso y del gobierno y mediante el estado de excepción o de sitio.

Los falangistas entendemos que cuando el barco zozobra y se abren vías de agua es necesario que haya un capitán que esté al frente y dé las órdenes oportunas, que no se desentienda de

su responsabilidad para poder exculparse. Porque en estos momentos lo peor no es que se tomen decisiones malas, lo peor es la constante incertidumbre en las medidas, que nunca está claro quien es competente para tomarlas y que varían de día.

Una vez más el Estado autonómico se demuestra ineficiente para gestionar cualquier problema, reiteramos y reiteraremos las veces que haga falta que es necesaria su sustitución por un Estado Unitario.

De igual modo, el sistema parlamentario, que favorece gobiernos de coalición dificulta también la toma de decisiones, la solución en este aspecto pasa por la elección directa del presidente por parte de todos los españoles, y no por los diputados.

Con respecto a medidas concretas que nosotros tomaríamos serían estas:

  • Seguir las indicaciones de verdaderos expertos médicos y no de advenedizos aduladores.
  • Eximir del pago de impuestos y cotizaciones a las empresas que estén cerradas por obligación, así como otorgar subsidios para evitar el hundimiento económico.

 

Isidoro López Herranz

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