Tal vez sería muy osado por mi parte empezar este texto respondiendo categóricamente que sí pero hay que reconocer que la música actual ha perdido gran parte de su magia. Ha perdido ese romanticismo que tenía, su intimismo. Ha perdido todo lo bueno que tenía la música.
Porque la música es dotar de alas a los pensamientos, susurrar hasta el otro el latido de un corazón enamorado, herido o desdichado; una vida de alegrías o desamparo; o tan solo un momento que se vive como el último. Desde que apareció el reggaetón las letras de las canciones han ido a peor. Antes las letras hablaban del amor, de las cosas cotidianas, e incluso hablaban de sucesos importantes (por ejemplo, El perdón de las flores de Celia Gámez, hablaba del atentado que sufrió el día de su boda D. Alfonso XIII y Dña. Victoria Eugenia de Battenberg) o mostraban una sensualidad impregnada de elegancia, Las letras de hoy solo hablan de sexo y adicciones y utilizan un lenguaje poco apropiado, es decir, la música de antes era apta para todos los públicos: la de ahora no.
Gran parte de culpa la tienen las compañías discográficas, ¿Por qué? Por apostar por la música mediocre. No buscan el talento en sus estrellas. Falsas estrellas que maquillan su ineptitud con playback en sus directos priorizando el carisma antes que el talento. Pero lo que sí hay que decir, es que, la puesta en escena ha mejorado durante estos años, el sistema de sonido ha mejorado y se han añadido complicados recursos escénicos desde las máquinas de humo a las plataformas móviles o proyecciones visuales simultáneas,
Yo, queridos lectores, soy un futuro artista que ve cómo la canción española, la nuestra, es apartada y olvidada y tengo que soportar risas y burlas cuando canto, ¿Y sabéis por qué? Porque el género que me gusta es el de la revista musical española, un género que fue el primero en ser apartado y olvidado tras la transición. Como todos sabemos, la revista alcanzó la mayor gloria durante el régimen de Franco y cuando Franco murió se asoció la revista al franquismo, Quedó como un género casposo y de otros tiempos a los que no se quería volver a mirar. Pero la buena música no tiene ideología política,
Yo, Gregorio Gámez Piquer, quiero y deseo que la revista vuelva a ser lo que era, porque la revista no ha muerto, pero está a punto de ser olvidada y yo lucho cada día para que eso no suceda. He dado mi humilde opinión tanto artísticamente como personalmente. Muchas gracias por utilizar vuestro preciado tiempo en leer estas palabras, que las digo de corazón.
Un fuerte abrazo y un beso.
Gregorio Gámez Piquer
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