La España de Pedro Sánchez

Autor: Gabriel García

Un millón de personas con formación universitaria en el umbral de la pobreza, herencia de los gobiernos anteriores. Un sistema educativo depauperado, también herencia de los gobiernos anteriores, donde la principal preocupación está en sexualizar a los niños de preescolar y en adoctrinarles en el pensamiento único del Sistema, repudiando las ciencias sociales que ofrezcan referentes y pensamiento crítico a la juventud. Un sistema judicial donde una sentencia que obliga a los bancos a devolver dinero debe reescribirse porque así lo demanda el Ibex-35, otra situación heredada de los gobiernos anteriores. Un gobierno que ve normal y legítimo quemar la bandera nacional, injuriar al Jefe del Estado, blasfemar contra la principal y más importante religión de nuestro país, y la exaltación de los criminales terroristas de ETA, pero que considera impresentable cuatro silbidos contra su Presidente del Gobierno; sin duda, esta hipocresía también ha sido heredada de los gobiernos anteriores. Una subida del salario mínimo interprofesional cuando la crisis ha destruido el nivel adquisitivo de familias y trabajadores, acompañada de un empeoramiento de la situación de los trabajadores autónomos y una subida de impuestos que van a pagar todos los trabajadores, también es otra herencia que la España de Pedro Sánchez ha recibido de la España de Rajoy. Ahora bien, la España de Rajoy no se entiende sin la España de Zapatero, ni la España de Zapatero sin la España de Aznar… y así tendríamos que remontarnos hasta el origen del actual Régimen de 1978.

Cada gobierno de los últimos cuarenta años ha contribuido a la inmensa traición contra España y sus trabajadores. Los problemas de natalidad, el empobrecimiento de la mayoría social a la par que el enriquecimiento de la casta pudiente y de otros especuladores oportunistas, la pérdida de los vínculos comunitarios entre personas y regiones, la entrega de la soberanía política y económica a depredadoras instituciones políticas y económicas ajenas a nuestro pueblo… Pedro Sánchez no ha creado estos problemas, sólo es un títere de esos mercados a los que rinde la misma pleitesía que su predecesor en La Moncloa, pero desde este verano es el representante de un nuevo proceso de liquidación contra la nación española. Por eso es normal que quienes nos negamos a aceptar esa deriva lo señalemos como tal, si bien los arboles deben dejarnos ver el bosque y comprender que detrás de Pedro Sánchez hay muchos enemigos más poderosos e importantes; contra ellos, sin duda, es hacia donde hay que dirigir el punto de mira y estar atentos a sus planes e intereses.

El arruinado futuro de la juventud, los cada vez menores derechos laborales, la ideología de género, la memoria histórica, la connivencia con el secesionismo y el terrorismo… Todo forma parte del mismo proceso. Por más que los medios presuntamente informativos busquen obnubilar a los españoles con cortinas de humo de todo tipo, tarde o temprano esos mismos españoles tendrán que optar entre dos salidas: la supervivencia del pueblo español como comunidad histórica o el triunfo del mundialismo especulador y su sociedad de consumidores. Por el bien de las personas honradas y trabajadoras que han levantado nuestra nación, más vale que la balanza se incline por la primera opción.

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